Pistas psicológicas para la violencia (1/3)

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Pistas psicológicas para la violencia

Caso hipotético

Partamos de la experiencia cotidiana. Supongamos la siguiente situación: Hemos sido invitados a exponer en un congreso. Lo hacemos de la manera acostumbrada, leyendo un poco, volteando a ver al público de vez en cuando. Terminamos y hay un aplauso cordial. Al término de la mesa de discusión, un hombre se acerca a nosotros, al que llamaremos Juan:

Juan (en tono sarcástico): ¡Muchas felicidades! Ese aplauso seguro se debió de haber sentido muy bien en tu ego.

Tu: No es nada. Disfruto poner mis ideas a discusión.

Juan: Supongo que te gusta ser el centro de atención.

Tu: Mmm, no precisamente.

Juan (tono enfadado): Supongo que te crees mejor que yo.

Tu: No, realmente no, considero que todos tenemos algo que decir.

Juan: ¿Sabes lo que pienso de ti? Que eres un impostor.

Tu: Si tu lo dices.

Reacción egocéntrica: lo que el otro es o hace es visto por Juan como un detrimento para él. Juan piensa también que nosotros pensamos que él es menos valioso que nosotros (lo que yo pienso que tu piensas sobre mi).

  • Las personas violentas suelen sobreconfiar en su capacidad de “leer la mente” de los demás, de antecederse a lo que los otros pueden estar pensando sobre ellos o una situación que los implique a ambos.
    • Egocentrismo, autoprotección y autopromoción, necesarias para nuestra supervivencia, pues nos ayudan a detectar transgresiones y tomar acciones defensivas. En contraparte, al dedicarnos a nosotros son necesarias y placenteras las relaciones, la amistad y la pertenencia a grupos.
    • Sin embargo, el egocentrismo es un problema cuando se vuelve exagerado y no está balanceado por rasgos de amor, empatía y altruismo.
  • Asume su experiencia ante diferentes escenarios en los que los otros son adversarios para él, que compiten por el mismo botín.
  • Hay una reacción exagerada, alimentada por el enojo y deseo de atacar a su “adversario”.
  • En su experiencia, se siente también relegado socialmente, no tiene la misma atención que aquel otro.
  • Al darse cuenta que sus juicios seguramente están cayendo en falsedad de hechos o interpretativos, es abordado por el enojo.
  • La persona violenta suele rendir su libertad de elección al poner toda su atención (toda su individualidad) en la tarea de sobrevivir ante la agresión elaborada, principalmente, desde su perspectiva.
  • La racionalidad abdica y son prisioneros de una manera mecánica y primitiva de pensar.
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Entonces, las fases que se suceden (de manera generalizada) en el desarrollo de la violencia son: Suceso → Dolor → Sentimiento de haber sido tratado mal o injustamente → Ira → movilización para el ataque.

Referencia:

Aaron T. Beck, Prisioners of hate: The cognitive basis of anger, hostility and violence. New York: Perennial, 1st. edition, 2000.

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