“[…] cuando el hombre se pone a hablar, lo hace porque cree que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien, esto es lo ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco más o menos, una parte de lo que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusión del resto. Sirve bastante bien para enunciados y pruebas matemáticas; ya al hablar de física empieza a hacerse equívoco e insuficiente. Pero confirme la conversación se ocupa de temas más importantes que ésos, más humanos, más «reales», va aumentando su imprecisión, su torpeza y confusionismo. Dóciles al prejuicio inveterado [antiguo, arraigado] de que hablando nos entendemos, decimos y escuchamos tan de buena fe que acabamos muchas veces por malentendernos mucho más que si, mudos, procurásemos adivinarnos.” ORTEGA Y GASSET (La rebelión de las masas, 1937)
ORTEGA Y GASSET (La rebelión de las masas, 1937)

Ciudad de México (1977). Psicoterapeuta con 13 años de práctica. Maestro en Filosofía. Esposo y padre. Entusiasta de la filosofía, la escritura creativa, la carpintería, el I’Ching y la fotografía. Aprendiz del fuego.