“[…] sólo las personalidades fuertes pueden soportar la historia; los débiles son barridos completamente por ella. Esto se debe a que la historia confunde el sentimiento y la sensación donde éstos no son lo suficientemente fuertes para medirse con el pasado. Quien no se atreve ya más a confiar en sí mismo e involuntariamente pide consejo a la historia para comprender sus sentimientos —«¿cómo debo sentir aquí?»—, se convertirá poco a poco, por puro temor, en un actor que representa un papel.”
Friedrich Nietzsche, Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida, Tr. Germán Cano. Madrid: Gredos, 1ª edición, 2011.