
¿Qué entiende Nietzsche por “felicidad” en su obra Aurora (1879-1881)?
Para Nietzsche, la felicidad (comúnmente entendida) es un camino inventado por aquellos que mienten y que nos es impuesto. La felicidad no es algo externo, algo que se descubra afuera del hombre (de la mujer); no es un mandato. Puede ser, en ciertos casos, sólo una recomendación, que depende de nuestra voluntad realizar o no, pero nunca una norma.
Éstas direcciones externas, apunta Nietzsche, van generalmente en contra de la felicidad individual, de manera que “[l]as normas que se llaman «morales» están, a decir verdad, dirigidas contra los individuo y no tienden, en ningún caso, a su felicidad”. La felicidad es posible cuando surge de las leyes propias del individuo, y será proporcional a “su tamaño”. ¿Qué quiere decir con esto? Que nombres pequeños (es decir aquellos que siguen la doctrina de la felicidad y la virtud y no sus propias leyes) tendrán felicidades pequeñas, y viceversa.
Sin embargo, apunta Nietzsche que:
“[m]uchos hombres no son capaces más que de una felicidad insignificante […] Ojalá que todas las personas de buena fortuna encuentren la concepción de la existencia que pueda realizar su más elevada concepción de la felicidad: incluso así su vida puede seguir siendo lamentable y poco envidiable”.
Felicidad colectiva vs. Felicidad individual
Puedes ir o no por la felicidad, es irrelevante, pues puedes no buscarla y ser dichoso o, por el contrario, buscarla, creer encontrarla y eso no quita que se pueda ser desgraciado. A lo anterior, podríamos decir que para nuestro pensador la felicidad no es el destino de la vida. Inclusive la misma concepción de destino es puesta en entredicho por Nietzsche.
La felicidad para Nietzsche (la felicidad individual) está comúnmente basada en leyes desconocidas para todos los otros, donde los preceptos exteriores no pueden hacer más que dificultarla, pues éstos sólo apuntan a “la felicidad de la mayoría” y no a la propia.
Referencias:
Friedrich Nietzsche, Aurora, Tr. Germán Cano. Madrid: Biblioteca Nueva, 1ª edición, 2000.