La enfermedad (Walter White)
Mañana soleadad. Padre e hijo sentados en el comedor. Desayunan. Hablan sobre la Esposa (y Madre); parece haber estado desaparecida.
Hijo: ¿Quieres que le vuelva a llamar?
Walter White: No. No. ¿Qué dijo exactamente? Exactamente.
Hijo: Me preguntó cómo estaba y me dijo que no me preocupara por ella, que estaba bien.
Walter White: ¿Y dijo cuándo, más o menos, volvería a casa?
Hijo: No. Se trata acerca de las apuestas, ¿verdad?
Walter White: Bueno, es un poco difícil…
Hijo: Pero ella no entiende, no es que lo hagas a propósito, digo, no puedes evitarlo.
Walter White: No es tan simple.
Hijo: Pero tienes una enfermedad, es como si fueras alcohólico.
Walter White: No, no lo es. Para nada.
Hijo: Sí lo es. Lo leí en el Internet. Ni siquiera le está permitido estar enojada contigo. Además, no puede enojarse contigo por que tienes cáncer, ¿no?
Walter White: Hijo, son dos situaciones muy diferentes.
Hijo: En realidad no. La adicción a las apuestas es una enfermedad. No puedes…
Walter White: Escucha, lo que me pasa… no es una enfermedad, es acerca de elecciones… elecciones que he hecho, elecciones a las que me atengo.
Después de las palabras del Padre hay silencio. ¿Cuánto existe en su mundo que el hijo no conoce? Se abre un mar entre ellos, pero aún así continuan.
La enfermedad (cualquier que esta sea) no define, sólo caracteriza o contextualiza, pero no determina, no es razón suficiente para responsabilizarla de nuestra vida. El dedo admonitorio diagnostica nuestro malestar existencial (como hace el Hijo en la escena narrada), “salvándonos” de toda responsabilidad sobre nuestras vidas en nombre de la salud mental. Mujeres y hombres, una vez vitales, ahora con la impresión incómoda de no ser como deberían de ser: siempre felices. Es el debilitamiento de la sociedad a merced de la justificación del lenguaje médico que diagnostica y cree dar certeza de aquello que la existencia tarda en contestar… si lo hace algún día. Buscamos soluciones que resuelvan la existencia. Una empresa estéril pues no hay nada que resolver, pues la existencia no se sintetiza en diez, treinta, cien reglas del buen vivir.
Referencia: Serie de TV Breaking Bad (Cuarta temporada, Capítulo 6). Vince Gilligan. AMC 2008-2013