“En la medida en que es esencial a la ironía tener un exterior que es lo opuesto a lo interior, podría parecer que es lo mismo que la hipocresía. En danés se ha traducido también a menudo ironía por Skalkagtighed [sacarroneía], ¦ y a un hipócrita suele llamárselo ∅ienskalk [taimado]. Pero la hipocresía pertenece propiamente al registro moral. El hipócrita se esfuerza siempre por parecer bueno pese a ser malo. La ironía, en cambio, está en un registro metafísico, y el ironista está siempre tratando de parecer alguien distinto de lo que es, de manera que, así como el ironista oculta su burla en seriedad y su seriedad en burla (poco más o menos como los ruidos de la naturaleza del Ceilán), así también puede que se le ocurra hacerse el malo, pese a ser bueno. Basta con que recordemos que las determinaciones morales son en realidad demasiado concretas para la ironía.” KIERKEGAARD (Sobre el concepto de ironía, 1841)
KIERKEGAARD (Sobre el concepto de ironía, 1841)

Ciudad de México (1977). Psicoterapeuta con 13 años de práctica. Maestro en Filosofía. Esposo y padre. Entusiasta de la filosofía, la escritura creativa, la carpintería, el I’Ching y la fotografía. Aprendiz del fuego.