El poder psiquiátrico (Foucault)

El poder psiquiátrico (Foucault)

Medicina y psiquiatría, manifestación de verdad mediante el establecimiento de normas de conocimiento y producción de verdad materializada en forma de pruebas, dónde las pruebas se escondían y justificaban en normas.

Sin embargo, estas disciplinas están para Foucault en crisis pues no sólo son cuestionables los límites e incertidumbres de su conocimiento, sino también su conocimiento en sí, la forma en que conocen y la norma de separación “sujeto-objeto”. Estas disciplinas se interrogan las relaciones entre las estructuras económicas y políticas de nuestra sociedad y el conocimiento (en su función poder-saber).

Medicina:

  • Su espacio era (es) el Hospital, lugar que constataba una “verdad oculta” y las pruebas necesarias para una “verdad por producir”.
  • Acciones directas sobre la enfermedad, pues “dejar en su estado libre” (en su familia, en el entorno, con sus hábitos, etc) al enfermo podría sobrevenirle un enfermedad de mayor complejidad.
  • Entonces, el Hospital dejaba ver lo oculto de la enfermedad para desecharla y producirla “en su verdad” hasta entonces encerrada e impedida.
  • Hospital del siglo XVIII, lugar de observación y demostración, de purificación y prueba.
  • Los Hospitales, se pregunta Foucault, ¿debían ser un espacio de conocimiento o un lugar de prueba?
  • Algunos problemas: si el mal ha de reducirse ¿no debe de permitirse que la enfermedad se desarrolle? ¿En qué momento se interviene?
  • Después llega la biología pasteuriana que simplifica los problemas, privando a los médicos de “su papel sin duda milenario en la producción ritual y la prueba de la enfermedad”.
  • El médico ya no era el productor de la enfermedad, sino, por ignorancia, el propagador y reproductor: el principal medio de contagio entre pacientes. “Una enorme herida narcisista”: las manos del médico como los portadores del mal.
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Psiquiatría:

  • Comprender la posición del loco y el psiquiatra dentro del espacio asilar.
  • Antes del siglo XVIII, “la locura no era objeto de una internación sistemática; y se la consideraba en esencia como una forma del error o la ilusión”. El lugar de la locura, el lugar idóneo, era la Naturaleza, “por ser la forma de la verdad”, que tenía el poder de disipar el error y desvanecerlo.
    “Las prescripciones dadas por los médicos eran entonces de buena gana el viaje, el reposo, el paseo, el retiro, la ruptura con el mundo artificial y vano de la ciudad”.
  • “La práctica de la internación a principios del siglo XIX coincide con el momento en que la locura comienza a ser percibida menos en relación con el error que en relación con la conducta regular y normal; cuando deja de aparecer como juicio perturbado y se muestra, en cambio, como trastorno en la manera de obrar, de querer, de experimentar pasiones, de tomar decisiones y de ser libre.”
  • ¿Cuál era el papel del asilo? Misma que los hospitales del siglo XVIII: “permitir descubrir la verdad de la enfermedad mental, desechar todo lo que es susceptible, en el medio del enfermo, de enmascararla, mezclarla, darle formas aberrantes, y también alimentarla y revigorizarla.”
  • También, el asilo como lugar de afrontamiento a la voluntad recta del médico y las pasiones ortodoxas esperadas por la sociedad, que hagan renunciar, al loco, a su voluntad trastornada.
  • Un proceso, dice Foucault, de “oposición, lucha y dominación”.
  • El gran médico del asilo es a la vez quien puede decir la verdad de la enfermedad en su verdad y someterla en la realidad, gracias al poder que su voluntad ejerce sobre el propio enfermo. El médico como el “amo de la locura” que domina, apacigua y la reabsorbe luego de haberla desatado con su ciencia.
  • Charcot, dice Foucault, el mago de la histeria. Así como los biólogo o químicos, el psiquiatra (los médicos) posee un saber científico. En el asilo produce fenómenos para poderse integrar a la sociedad médica.
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Referencia

Michel Foucault, El poder psiquiátrico. Madrid: Akal, 1a edición, 2005.

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