
Camus, en su libro el Mito de Sísifo, explica que el absurdo “nace siempre de una comparación entre dos o varios términos desproporcionados, antinómicos o contradictorios”.
En este sentido, para Camus, no hay absurdo en sí, absoluto → No hay absurdo absoluto, es relativo a la contradicción que nosotros generamos a partir de la búsqueda del sentido. El mundo no es absurdo, piensa Camus. Lo que es absurdo es la confrontación entre el llamado del hombre y el silencio irrazonable del mundo. Que el mundo carezca de sentido nos hace absurdos a nosotros, por buscar uno → ¿Qué nos hace buscar un sentido? Que tenemos consciencia de la experiencia abstracta del mundo, la cual significamos y damos un sentido. Por eso la aceptación del mundo (de la vida) como es, son sus contingencias, contradicciones, con sus ilógicos, hace desaparecer el absurdo → No porque haya un sentido, sino porque ha dejado de hacer falta.
“Puedo refutarlo todo en este mundo que me rodea, me hiere o me transporta, salvo el caos, el azar rey y la divina equivalencia que nace de la anarquía. No sé si este mundo tiene un sentido que lo supera. Pero sé que no conozco un sentido que lo supera. Pero sé que no conozco ese sentido y que de momento me es imposible conocerlo”.
Albert Camus
De esta manera, Camus nos recuerda que “El mundo se nos escapa y después vuelve a ser él”.
Sigue en → ¿Qué hacer ante el absurdo según Camus?
Referencia:
Albert Camus, El mito de Sísifo, Tr. Esther Benítez. Madrid: Alianza, 3a reimpresión, 2004.